Cada día no dejo de sorprenderme de tantos contrastes que encuentro en mi “tierrita”. Ventajas y desventajas de vivir en el subdesarrollo extremo.
Cuando cruzo al otro lado del río, me gusta pasar por donde trabajan las chicas malas. No para recurrir a sus servicios, sino mas bien para verlas. Ver como se ponen de gordas, como sus tatuajes de han deformado, ver como se llenan de arrugas y estrías más rápido de lo normal por el continuo trasnocho, el abuso de alcohol y drogas fuertes. Mujeres que empezaron en esa oscura profesión desde los doce años y ahora con treintaypico de años ya no les queda más que seguir en lo mismo, porque nunca consiguieron aprender a hacer otra cosa. Esas son las que en su rostro encuentro toda una vida de experiencias difíciles. Por eso nunca veré otra mirada que no sea la de desconfianza, hacia los hombres, hacia la humanidad en general. Pasé por todos esos “chochales”, en la mayoría tenían puesto en la televisión, el partido del equipo de futbol local, que de paso ya había sido eliminado del torneo y solo jugaba por el honor.
Entonces fue que vi que habían remodelado uno (con el dinero que les dieron los concejales corruptos cuando compraron sus votos electorales), tenía luces led por todo lado, un letrero rojo que decía “Este lugar esta siendo monitoreado las 24 horas” con un dibujo al lado derecho, no estoy seguro si es una pistola automática o una cámara de seguridad, un televisor nuevo de 32 pulgadas donde estaban pasando el partido de futbol que les mencioné antes, las sillas estaban recién tapizadas y el barandal habia sido arreglado en las gradas de la entrada. Habían personas en el sofá y se escuchaba a un volumen muy alto, la canción “Nunca es Suficiente de Los Ángeles Azules”, muy de moda durante varios años por estos lugares.
Todo iba bien cuando de repente escucho un grito desgarrador que alteró el ambiente de la canción. Se trataba de las alabanzas de un pastor que con esfuerzo gritaba en el micrófono, para poder competir y evitar que sus feligreses dejaran de mover el piecito de punta, disimuladamente de un lado al otro, al ritmo de la cumbia que sonada al lado. El pastor los hacía pararse y luego arrodillarse, les pasaba las manos por encima y los señalaba, porque sabía que no podía perderlos. Toda su atención estaba puesta en ellos mientras terminaba la canción.
Ahí me quedé un rato. El que cuida la entrada me llamó y me preguntó qué estaba haciendo. A lo que le respondí con otra pregunta: -No es contra la ley poner un lugar de lujuria y perdición al lado de un Templo Religioso?-. El guardia me dijo: - Es que hay dos caminos para escoger, uno, el más fácil, es el que te lleva a las cosas malas (señalaba con su mano el antro de al lado), y está el camino más difícil, el que te lleva a la verdad y a la luz-. Y pues en eso le doy la razón. Porque se le hacía bien complicado al pobre pastor predicar la Palabra con tremendo ruido de al lado. Después le pregunté si conocía la ley que prohíbe poner discotecas y bares a menos de 100 metros de colegios e Iglesias de cualquier índole a lo que él me contestó que no, y terminé preguntándole “¿Quién llegó primero? ¿Ellos o ustedes?”. Por supuesto que la pregunta la hice con toda la mala intención del mundo, pues yo muy bien sabía que el “chochal” estaba primero. Y él me contestó: “-La Iglesia, siempre ha estado aquí-.”
Es terriblemente triste ver como mi pueblito crece con tan descomunal desorden, porque quienes dan los permisos no se enteran de nada o si lo hacen lo resuelven pidiendo dinero. Pero cómo van a resolver el día que los niños vayan a encontrarse con su Dios y terminen encaprichados con una empleada de al lado del Templo donde lo llevan sus papás. O cómo harán el día que uno de los feligreses se equivoque y entregue el diezmo en la urna equivocada y sea tentado por la carne que la tiene ahí a unos pasos y en bandeja de plata. Que desdicha será ver a los clientes de tan “infernal” lugar echarle un ojo a las jovencitas que lleguen a estar en paz con su Dios, y peor aún, que las “emprendedoras” del lugar protesten por la falta de atención debido a que las feligreses son más tiernas, más bellas y más atractivas para sus clientes.
Esperemos que todo se resuelva en paz, y quién quita que en un futuro no muy lejano, ambos establecimientos terminen celebrando juntos la navidad y el año nuevo.